martes, 22 de marzo de 2016

sobre el sueño infantil

EL sueño infantil


Antes que nazca nuestro hijo ya estamos deseando “que duerma bien”, ya nos preguntamos cómo será despertarse de noche y cómo nos  vamos a organizar teniendo sueño. Quiere decir que ya nos anticipamos a una situación que aún desconocemos pero que, justamente por eso, necesitamos tener controlada, aunque sea suponiendo lo peor. 
Muchas nos adaptamos sin problemas a entregarnos a los horarios del bebe y aprendemos a descansar cuando el bebé descansa, a otras nos cuesta un poco más pero no nos queda otra y no sabemos de donde sacamos las fuerzas, pero lo hacemos.  El tema del sueño del bebé es uno de los tema centrales en nuestra vida a partir del nacimiento del mismo. Todos los días hacemos el recuento de horas que durmió de corrido nuestro bebé y se lo contamos a todo el mundo, además que es la pregunta obligada que cada persona nos hace. Al principio se despierta cada dos tres horas (en el mejor de los casos), después cada 5 y después tirón de seis! “Qué bebé buenos tocó”, decimos como si hubiera bebés malos o como si  la maldad o bondad de un bebe dependiera de las horas que duerme.
Hay varias causas por las que un bebé se puede despertar de noche. Sin embargo es común que de lo normal hagamos un problema sólo por desconocimiento o por estar comparando con otros bebés.
Hay que saber que cada bebé es único y no es tan fácil generalizar, sin embargo hay bastantes causas comunes a la hora de entender qué pasa con un bebé que se despierta sistemáticamente durante la noche. 
Entendemos que el sueño es un proceso evolutivo y madurativo y que atraviesa diferentes etapas, de diferente duración en cada bebé. En un principio los bebés necesitan comer cada dos o tres horas para evitar la hipoglucemia y es por esto que se despiertan tan seguido. Los ciclos del sueño del recién nacido son menos que las de un adulto, siendo solamente dos en el primer caso y cinco en el segundo. Con la cual pasan del sueño profundo al liviano más rápidamente justamente para despertarse para comer y para confirmar que sus papás están ahí, cerca. De acuerdo a la edad los despertares nocturnos esperables van cambiando, pero lo importante es saber que recién a los 6 años el sueño de un chico es similar al del adulto. Los adultos y los niños tenemos despertares nocturnos, la diferencia principal radica en que los adultos ya sabemos como hacer para volver a dormirnos y los bebés y niños no. Sin embargo, no hay un método para aprender a dormir ya que nacemos sabiendo dormir, desde el útero ya dormimos. Es sólo cuestión de tiempo y de disponibilidad para acompañar el proceso, como todos los procesos evolutivos y madurativos que van a atravesar nuestros hijos. Durante todo el primer año a través de las rutinas que vamos estableciendo los bebés van aprendiendo a diferenciar el día de la noche. Para esto no hay que sostener horarios rígidos ya que ahí es  justamente donde podemos  generar algún trastorno de sueño ya que no respetamos el sueño natural del bebé sino que lo forzamos a adaptarse a las rutinas ya establecidas en nuestro hogar, priorizando que todo este bajo control y organizado y no respetando las necesidades del bebé, lo cual muchas veces genera lo contrario ya que si no tiene sueño podemos estar mucho tiempo tratando de hacerlo dormir generando  un estado de ansiedad y mal estar y suponiendo que nuestro hijo “solo quiere upa, no quiere dormir, no duerme nada, tarda mucho en dormirse….”, o por el contrario, no hacerlo dormir porque “es la hora de la cena, si se duerme ahora después se duerme muy tarde…” generando un estado de irritabilidad en el bebé. De a poco su rutina de sueño se irá estableciendo y luego se podrá ir modificando paulatinamente acorde a nuestra dinámica particular. Para ayudar a nuestro hijo a diferenciar el día de la noche, podemos hacerlo con rituales flexibles y tranquilos, induciendo el momento de ir a  dormir con ambiente de calma, luz tenue, música, cantos…. con contacto físico y balanceo, ya que esto ultimo es una necesidad estructural de todo bebé.
Muchas veces ante la “necesidad” de que nuestro hijo se duerma (y no nos moleste) apelamos a métodos como el método Ferber (o Estivill) que propone enseñar al bebé a dormir y dejarlo llorar por espacios de tiempo hasta que se duerma solo. Este método no enseña a dormir sino que el bebé termina durmiéndose sobre adaptado, con angustia: ya sin llorar porque entendió que ese llanto no es interpretado como una necesidad sino que fue subestimado. A los fines, el método funciona. Pero no tiene en cuenta las emociones del bebé o mejor dicho, las ignora. Si el bebé llora es porque necesita algo, aunque a veces sea solamente brazos y calor. Si no necesita nada, no llora. Los bebés no lloran por capricho, ni nos toman el tiempo ni mucho menos el pelo. El llanto de un bebé es la única manera de comunicarse y de expresar que algo les pasa, y estará en el adulto la función de decodificar e interpretar ese llanto y responder según las necesidades del bebé. “Dejar llorar a un bebé altera el funcionamiento de las hormonas que regulan las emociones” .
A veces hay motivos médicos que pueden estar obstaculizando el “buen dormir” de un bebe, como ser reflujo, gases…también hay momentos en donde los terrores nocturnos, pesadillas y otros se hacen presentes con gran intensidad y generan despertares nocturnos. Es importante informarse sobre estas situaciones así nos preparamos para acompañarlos. Suelen generar en el adulto bastante impotencia ya que no hay una forma específica de calmarlos, sobre todo en los terrores nocturnos.
El mejor diagnostico para evaluar si el sueño del bebé es insuficiente o “duerme mal” o tiene un verdadero trastorno de sueño, es observar cómo se comporta cuando está despierto. Si está somnoliento, con poca capacidad de concentración, irascible, fastidioso….  si tiene momentos en que se queda dormido en cualquier lugar y posición, realizando alguna tarea se queda dormido abruptamente. Como así también si duerme demasiado! Esos casos en que los bebés chiquitos duermen de corrido tantas horas son, a veces, los que más preguntan generan. También podemos irnos a causas más psicológicas del dormir en un bebé como puede ser un bebé estresado, un bebé que vive en un clima de peleas constantes, un clima de excitación donde los momentos previos a ir a dormir son totalmente desorganizados….situaciones puntuales y muy particulares en una pareja donde el bebé que no duerme cumple una función específica.
Otra cuestión que siempre se pone en juego cuando hablamos de “sueño infantil” es su estrecha relación con la lactancia y el colecho.
Es cierto que los bebés amamantados se despiertan más que un bebé que se alimenta con leche de fórmula ya que la última es más pesada, llena más y se digiere más lento, con lo cual el bebé está más tiempo lleno. La leche materna se digiere más rápido y es más liviana, con lo cual el bebé tiene hambre más rápido. A su vez, el contacto físico, el olor de la madre, sus latidos, su calor, sus brazos y contención son una necesidad básica, tan básica como alimentarse y vestirse. Con lo cual cada vez que el bebé llora puede ser porque necesita cualquiera de estas opciones.
Dar el pecho no es solamente dar alimento. Los bebés que son alimentados pecho exclusivo, van a pedirlo no sólamente por hambre, también como un mimo, como un chupete y también porque es la manera en la que aprendieron a conciliar el sueño. A medida que se va logrando el destete, van a ir encontrando otras maneras de dormirse o bien, a medida que van madurando en su sueño y empiezan a dormir más horas de corrido, se va ocurriendo el destete de forma natural. 
El colecho generalmente ayuda a que el sueño del bebé sea mejor ya que estar en contacto con la madre le da tranquilidad absoluta, se siente contenido y sostenido. Ayuda a regular la temperatura corporal como así mantener un estado de calma al son de los latidos de su madre. En los momentos de despertares nocturnos su mamá está muy cerca para atenderlo, lo que genera seguridad y permite a la madre descansar un poco mejor. Por otro lado, si tienes que pensar en las contras del cohecho o en qué situaciones el cohecho no facilita el dormir de todos, hay que pensar que tener al bebé tan cerca en alguna madres puede generar un estado de alerta constante con lo cual no logra descansar del todo y, muchas veces sin darse cuenta, hasta termina despertando al bebé tapándolo, moviéndolo de posición o simplemente meciéndolo cuando ella supone que el bebé está despierto y sin embrago está haciendo algún ruido pero sigue dormido.
En cuanto al bebé, a veces el tener el olor de la mama y de la teta tan cerca también hace que el bebé se despierte más seguido, aunque también se calma rápido teniendo a la mama cerca. Podemos encontrar en este punto la contradicción del colecho. En caso que no funcione, se puede optar por poner al bebé del lado del padre, y sino pensar en cambiarlo de habitación o de cama. Acudir siempre que el bebé lo necesite e ir practicando otros modos de dormirlo sin ofrecer el pecho en una primer instancia. De a poco irá despertando menos e irá aprendiendo a conciliar nuevamente el sueño sin necesidad del pecho. Pero paciencia, no se logra de un día para otro! si siempre se durmió de una manera, hay que darle tiempo para que pueda dormirse de una forma nueva.
En resumen, todos los niños terminan durmiendo en algún momento! el mejor método para que esto ocurra es darle tiempo al proceso, observar a nuestro hijo para consultar si hay algo que nos llame verdaderamente la atención, seguir a nuestro instinto despojándonos de los mandatos sociales y culturales. Sepamos que lo normal es que un bebé se despierte de noche y que con disponibilidad las noches fluyen mejor.