miércoles, 18 de abril de 2012

"¿Quién dijo que es fácil?"


Empezaron las clases! Para muchos, un día más. Para otros el primer día de clases en su haber. Parecía que faltaba tanto....pero aquí estamos, “adaptándonos”. Etapa que implica un cambio para todos. Nos enternecemos imaginándonos a nuestro hijo/a entre los compañeritos, jugando con otros nenes, hablándole a la maestra. Nos da intriga cómo será, qué hará mientras nosotros no lo vemos! Creemos conocer a nuestro hijo pero de pronto nos podemos sorprender! Hay muchas expectativas sobre su comportamiento en el jardín, pero puede pasar que aquel que en casa no para de hablar en el jardín se enmudezca...y ahí la madre de fondo “dale pepito, contale al amigo, charlale a la maestra, si vos sabes...”. Nuestras presiones, nuestros deseos, nuestras ganas que el nene nos muestre que se va a quedar contento, nuestra ansiedad porque el tiempo de la adaptación sea el que nosotras queremos y esté dentro de “lo esperable”, se ponen en juego en este período. Tanto a las mamás como a los hijos les generan sentimientos esta situación y se modifican de forma directamente proporcional según la respuesta de cada uno ante esta nueva etapa. 
Los niños son rutinarios. Probablemente su vida este medianamente organizada, con una rutina establecida tanto de horarios como de lugares y personas que cuidan de ellos. Hace dos años que van a lo de la abuela, a lo del tio, a la plaza, al supermercado, la otra abuela, y lo del alguna amiga de mamá. O que una persona va a la casa a cuidarlos tantas horas por día mientras la mamá hace sus cosas. De pronto llegan al jardín y un mundo nuevo comienza.
Caras nuevas, niños por todos lados, maestras, auxiliares, directoras, maestra de esto de aquello, la de sala de 1, de 4... niños llorando, otros riendo, otros gritando y otros ya peleando por algún juguete. Pretendemos que nuestro hijo entre a la sala, hable con la maestra, haga sus monerías, así como así, que de entrada les resulte mejor plan estar ahí que en casa con mamá! Qué harías en este contexto? Cuánto tarda un adulto en sentirse cómodo en un trabajo nuevo, con compañeros nuevos, jefe nuevo, lugar nuevo, baño nuevo!!? El niño sale de su tranquilizadora rutina para comenzar una  nueva donde además tiene que aprender a sociabilizar, a compartir (sobre todo a la maestra), a esperar, a sentarse a merendar, a ser uno más y no “el nene/a más lindo/a de todos”. Pero la adaptación no es sólo adaptarse a la situación nueva sino que,simultáneamente el niño transita un proceso de separación de mamá. Fácil?  Ya para los dos años empieza a consolidarse lo que llamamos el “yo”, un ser independiente, diferenciado no sólo de la mamá sino también de los pares. El jardín pone de manifiesto que la díada mamá-bebé comienza a separarse, evidencia ante el niño que la mamá tiene deseos de “otra cosa”, y eso es vivido con angustia ya que hasta ahora esa madre estaba colmada por ese niño. Ya hubieron pequeñas separaciones como el destete, cambiarlo de cuarto, dejarlo en la casa de alguien, etc, pero el jardín es otra etapa. Una efectiva separación. Naturalmente se vive como un duelo y lo que hay que lograr es que ambos atraviesen el duelo con el llanto que amerita para luego poder disfrutar de las actividades que cada uno realizará en ese tiempo. Que el niño pueda relajarse en ese lugar y jugar sin estar “esperando que vuelva mamá”, sin sentir “me abandona”. Tiene que poder confirmar que mamá se va pero  vuelve, y para esto es necesario el período de adaptación.Lo ideal sería que llegue el día en el que el chico diga “chau mamá” y feliz de la vida entre a la sala a jugar. Eso llega, pero no todos tienen el mismo tiempo. Lo cierto es que si en los primeros intentos de separación el niño es conciente de esto, se va a angustiar y más se va a aferrar, hará síntomas físicos, eso es sano! Hay casos en que los niños no registran este proceso y no patalean, ni gritan, ni lloran. Pero ojo, eso no quiere decir que haya una verdadera adaptación. En algún momento se darán cuenta y el llanto aparecerá. O quizá llegan a la casa y están enojados, pegan o muerden. 
Ya cuando estén solos con la maestra, cuando sepan qué actividades tienen cada día, cuando puedan anticipar “ahora viene la merienda”, cuando internalicen a sus compañeros, a la maestra, van a poder también disfrutar de estar ahí, en ese lugar que eligimos para que ellos, además de entretenerse mientras hacemos otra cosa, se van construyendo como seres, van aprendiendo,  van a formar su identidad.
Es un momento muy importante para ellos, y por más que supongamos “todos se adaptan”, respetémoles sus tiempos, trataemos de no presionar, de no volcar nuestras necesidades y expectativas en ellos.Observemos qué sucede y así la adaptación será mucho mejor!
Hasta aquí lo que le sucede al niño/a. Veremos qué sucede en las madres!